LIBROS: La
tentación neofascista en España
Casals y Meseguer, Xavier: La tentación neofascista en
España, ed. Plaza & Janés, Barcelona 1998, 342
págs.
El autor, que ya se había ocupado del tema, insiste con
esta nueva obra, en la que, a pesar de su título, lo
extranjero ocupa un extenso espacio.
El movimiento genuinamente español y de más entidad es
«Fuerza Nueva», fundado por Blas Piñar en 1966 y
disuelto en 1982. La ortodoxia católica de esta
formación impide incluirla en la misma clase de
ideolo-gías que el Fascismo italiano o el
Nacionalsocialismo alemán, ni siquiera por
aproximación. Es, pues, inadecuado dedicarle un
capítulo en una obra sobre los neofascismos; fue un
neointegrismo.
Otras organizaciones, como Cedade, de las que se ocupa el
autor, carecieron de peso doctrinal y político. Las
páginas que se les consagra no rebasan la gacetilla.
Hay un capítulo sobre el golpe militar de 23 de febrero
de 1981 al que por ningún concepto puede considerarse
como neofascista. Para su interpretación el autor sigue
la tesis oficial y apenas tiene en cuenta la fuente
capital que es el reciente libro de Pardo Zancada La
pieza que falta (Vid. recensión en «Razón Española»
núm. 90, págs. 111-115). Entre otros errores, sugiere
una atribución totalmente equivocada a los artículos
firmados con el pseudónimo Almendros.
Sorprende, finalmente, la alusión al Partido Popular en
unas conclusiones sobre un presunto postfascismo: no hay
el menor parecido entre el doctrinario Mussolini y el
aséptico Aznar. También es impropia la inclusión de la
inconformista publicación «Hespérides», que dirige
J.J. Esparza (Vid. «Razón Española» núm. 86, págs.
373 y ss) cuya nota característica es la independencia
frente al pensamiento único. Es indefendible el supuesto
dilema: o ideología dominante o fascismo.
Afirma el autor que «el poder de las Fuerzas Armadas
entre 1975 y 1982 no hipotecó, pero limitó o lastró la
democracia de manera decisiva» (p. 269). La realidad fue
la contraria: en la famosa reunión de Suárez con los
altos mandos (8-IX-1976), estos le dieron vía libre para
la sustitución del Estado de las Leyes Fundamentales por
el de la Constitución de 1978. La llamada transición,
para bien o para mal, fue auspiciada por el Ejército sin
cuyo beneplácito habría sido imposible la demolición
del sistema nacido de su victoria en 1939.
Una copiosa documentación, más anecdótica que
categorial, acompaña esta obra sobre sucesos que en su
gran mayoría carecen de relevancia histórica. La
narración es desapasionada, aunque muy dependiente de la
actual «corrección política».
Al cabo de tantas páginas, el atento lector llega a la
conclusión de que el presunto neofascismo español no
existe.
J.L. Núñez
|