LIBROS: Lettere
a Carl Schmitt (1951-1963)
Evola,
Julius: Lettere a Carl Schmitt (1951-1963). Fondazione
Julius Evola, Roma, 2000, 84 págs.
La bibliografía sobre Carl Schmitt se ha convertido en
un género literario político y jurídico. Por otro
lado, parece que casi todo lo que se escribe sobre el
sabio de Plettenberg se publica, en especial si se trata
de textos que reúnan la doble condición de
«moralistas» y «antischmittianos», como los dos
volúmenes de Alberto Predieri, Carl Schmitt, un nazista
senza coraggio (La Nuova Italia, 1991 cuyo mérito,
según escribe Antonio Caracciolo en la edición digital
de «De Cive», es haber superado al libro de Carlo Galli
sobre Schmitt en número de páginas (1267). Sin embargo,
a pesar de la inflación bibliográfica de la última
década, incluida la porción de ensayos esotéricos que
sobre cuestiones secundarias han elaborado algunos no
juristas, hay cuestiones que ya han quedado como cosa
juzgada. La primera: Schmitt es, ante todo, un jurista
político. La segunda, como suele recordar Gunter
Maschke, es que el pensamiento schmittiano sólo presenta
su verdadero perfil en contraste con el mundo político
representado por Versalles, Ginebra y Weimar. De ahí que
tenga razón Maschke cuando se refiere lapidariamente a
El concepto de lo político como Il Principe de Alemania.
Junto a las publicaciones que eventualmente puedan
considerarse prescindibles existe también una literatura
secundaria que merece una consideración aparte, pues, al
menos para los especialistas constituye el material de
futuros trabajos. A esta última categoría pertenecen
las ediciones de la correspondencia entre Schmitt y
Freund (1990, 1994), Mohler (1995) o Jünger (1999).
También la edición que ha realizado el profesor
Caracciolo del intercambio epistolar, ciertamente
menguado, entre Schmitt y Julius Evola. El volumen
incluye la edición biligüe de las cartas y un apéndice
con tres textos evolianos sobre el pensamiento
schmittiano: «La guerra totale», «Modernità de
Hobbes?» y «Per un vero diritto europeo».
Caracciolo intenta reconstruir la relación imposible
entre los dos escritores a partir de los escasos datos
que suministran las siete cartas conservadas en el
archivo de Düsseldorf; todas dirigidas por Evola al
maestro de Plettenberg. En conjunto abarcan un periodo de
12 años, desde 1951 a 1963. No sabemos qué pensaba
Schmitt de Evola, durante algún tiempo vinculado a las
S. S. Sin embargo, en una epístola a Jünger, Schmitt se
refería a él como un italiano algo raro
(«merkwurdiger»). Evola, por su parte, únicamente se
interesó por Schmitt como autorizado estudioso de Donoso
Cortés. De hecho, el asunto recurrente en las cartas
publicadas no es otro que el de una reedición,
finalmente frustrada, de los escritos donosianos del
jurista alemán.
En su conjunto, este libro permite dibujar las grandes
líneas que separan a Schmitt de la tradición
intelectual que representa Evola. Caracciolo lo expresa
con gran precisión: mientras que Schmitt, después de la
catástrofe, se siente un Epimeteo cristiano, Evola, que
también ha sufrido las consecuencias de la derrota de
Alemania, continúa militante desde su retiro, viéndose
a si mismo como un Khatnya. Evola es anticatólico y
antimoderno, lo que no puede decirse de Schmitt. Entre
nosotros todavía no se ha editado ni una sola de las
cartas que intercambiaron Schmitt y sus discípulos y
amigos españoles, algunas de las cuales tienen cierto
interés, sobre todo las cruzadas con Alvaro d'Ors y unas
pocas con Javier Conde y Jesús Fueyo.
Jerónimo Molina
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