LIBROS: Isabel
I, reina
Suárez
Fernández, Luis: Isabel I reina, ed. Ariel, Barcelona
2000, 404 págs.
Isabel I, reina, es uno de los últimos libros, del
profesor Luis Suárez. Una obra que abruma por su
documentación, fruto de un trabajo de muchos años, la
lectura y subsiguiente reflexión de más de 50.000
documentos.
Isabel I, es una figura enormemente atractiva,
impresionante en su pensamiento y en su acción, en la
coherencia de ambos. Personalidad que se multiplica por
su matrimonio. Isabel I y su entorno son estudiados no
sólo con profundidad, sino con objetividad, objetividad
que eleva a su autor, (lo que ya sabíamos), al máximo
rigor moral de historiador, pues narra la realidad,
aunque esa realidad, a veces sea triste, pero todo se
rinde a la verdad histórica. Sus comentarios revelan una
formación y profundidad envidiables. Cuando se va
leyendo la obra, se va uno familiarizando con aquel
tiempo, como si lo hubiera uno vivido, con sus virtudes y
sus defectos, va uno sintiéndose impresionado por la
obra colosal del reinado, vamos entendiendo el porqué de
la grandeza de España con Carlos I y Felipe II. La
superioridad moral, intelectual, política y militar de
España en estos reinados, tuvo su fundamento en Isabel y
Fernando.
Claramente aparece cómo aquellos soberanos estaban lejos
de ser absolutos, por el contrapeso de poderes, Iglesia,
Municipios, Nobles, Cortes, Fueros, Costumbres, pero,
sobre todo, por la conciencia religiosa, que llegaba a
altas sutilezas espirituales, en quienes eran soberanos,
pero que eran conscientes, de que iban a ser sometidos al
juicio de Dios y de la Historia, y que se materializaron,
en frecuentes ocasiones trascendentales, como en la
legislación de Indias, en donde subordinaron el derecho
positivo al derecho natural, reconociendo en los indios
derechos inherentes a ser hombres, en plenitud de
opciones ante Dios.
De la lectura se sacan consecuencias y conocimientos en
el mundo del derecho y se explican las razones y
evoluciones de muchas instituciones.
A la Castilla de Enrique IV, débil, anárquica, sin
proyecto, con instituciones infecundas, le sucede la de
Isabel y Fernando, y pasa en pocos años a ser, junto con
Aragón, la primera potencia del mundo y todo por obra de
Isabel y Fernando, lo que evidencia que el hombre es en
gran parte el sistema cuando esos hombres poseen valores
idológicos y morales; sin ellos, su obra, si la hay, es
efímera, sin hondura histórica, incapaz de comunicar
ilusiones comunes.
La política exterior aparece con su complejidad; cómo
la unidad de España hizo posible la defensa de
territorios, como Cataluña, que separadamente era
imposible, y que condicionaron toda la política del
reino unido, hasta sus ultimas consecuencias. La unión
de los pueblos de España se traduce en ayudas, en
entrecruzar intereses, en tener una ilusión y, como
consecuencia, una política común con beneficios
también comunes.
Hoy, se desaprovecha la Historia, no sé si por maldad,
por ignorancia, o por ambas razones.
Resalta la hondura religiosa de Isabel para quien el
mayor patrimonio de una sociedad son sus valores morales,
y lo contrario su carencia. Aquella monarquía no
regateaba esfuerzos en favor de la Iglesia, a veces
frente a ella misma, tocándoles a estos reyes vivir un
momento decadente del papado y del clero.
La concepción del nuevo orden en el mundo es adelantado,
y por ello imaginativo en la mente de Isabel y Fernando.
En lo militar, cambiaron de doctrina a traves de los
juicios críticos de la guerra de Granada, con avances
significativos, logísticos, orgánicos, tácticos, en la
información sobre el enemigo, todo ello, con la
resultante de la aparición del ejército regular y
permanente, lo que significó también en parte su
profesionalización. Se avanza en el saber operar
simultáneamente, conjuntando el esfuerzo y la misión de
las armas, la idea poliorcética, especialmente en su
versión ofensiva, el empleo masivo con mayor amplitud de
misiones de la artillería, la utilización con las minas
de lo que actualmente llamamos zapadores y, sobre todo,
un tipo nuevo de unidades de infantería, que facilitaba
despliegues más rápidos y amplios, todo ello con la
utilización del fuego y el movimiento simultáneamente.
Las victorias en tierra fueron eficazmente ayudadas por
la armada española, marcadamente superior a la francesa,
y que aseguró los medios al ejército español, e
impidió eso mismo al ejército francés, entonces
claramente el mejor ejército del mundo, que fue vencido
por los españoles en Italia, apareciendo la superioridad
de la infantería española, mandada por Fernández de
Córdoba, que derrotó a la caballería francesa de
manera total, utilizando nuestra infantería, la
fortificación de sus posiciones, haciendo gala de las
marchas y contramarchas, en definitiva, venció por su
modernidad.
Lo económico es estudiado por Suárez, con la
profundidad que permite una obra biográfica, no de
historia económica.
Cada vez me inclino más a la idea de que la historia es
el gran laboratorio para los conocimientos no
experimentales, derecho, política, teoría económica, y
por ello ignorarla o apartarla es reducirnos en nuestra
escasa capacidad de pronóstico.
Anonada, en este reinado, el hecho de la profunda
transformación, atreviéndome a decir en todos los
aspectos de la vida, materiales y abstractos. Ese deseo
de superación produce y descubre hombres excepcionales,
sin los cuales no hubiera sido posible esa gran realidad.
El autor le va llevando, a uno de manera insensible, a la
visión de dos fundamentales modelos de imperio, el que
está en la idea del forjador para su uso y disfrute, y
el que está (es la idea de los Reyes Católicos) no
absolutamente, pero sé primordialmente, para ser objeto
de aportación, cultural y material, y que sólo estas
aportaciones lo legitiman.
Aparece la preocupación por la unidad legislativa, las
complicaciones, que representaron un avance en el mundo
del derecho, y éste como instrumento del orden, de la
justicia y del progreso. Ese hacer compilador, que tan
brillantemente sí manifestó en la España del siglo
XIX, se rompe hoy con esa pluralidad legislativa nacida
de las autonomías, en el siglo XXI cuando las distancias
físicas se han acortado de tal manera, que los hombres
colocados en las antípodas de la tierra pueden
comunicarse y verse en tiempo real. La España actual se
manifiesta anti-histórica y anti-progresiva con esas
autonomías, rompiendo un trabajo de siglos, olvidando
que la memoria es intelectualmente, la diferencia
esencial del hombre con los irracionales. Ese hombre que
como dice Ortega "merced a su poder de recordar,
acumula su propio pasado, lo posee y lo aprovecha",
o como define Nietzsche, el hombre es superior porque es
el ser "de la más larga memoria".
Julio Iranzo
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